Liar un puro no es simplemente enrollar hojas de tabaco: es un arte que se transmite de generación en generación en países como Cuba, República Dominicana o Nicaragua. Los maestros torcedores dedican años a perfeccionar la técnica y cada puro que elaboran lleva en sí mismo una parte de su historia.
Las tres partes de un puro
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Tripa: son las hojas interiores y conforman el corazón del puro. Determinan la fuerza, la duración y gran parte del sabor.
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Capote: la hoja que envuelve la tripa y le da firmeza.
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Capa: la hoja exterior, sedosa y uniforme, que da aroma y apariencia.
La combinación de estas tres capas convierte a cada puro en una experiencia única.
Herramientas básicas
Quien desea experimentar en casa necesita una guillotina para cortar, una superficie limpia, hojas frescas y pegamento natural de tabaco. Aunque los resultados disten mucho de los de un profesional, la práctica permite comprender mejor la complejidad del proceso.
El valor de la tradición
Cada torcedor aporta un estilo propio: la presión que aplica, la forma de la vitola o la tensión de la capa. Por eso los puros de distintas regiones tienen personalidades distintas. Al fumar uno, no solo disfrutamos de su sabor, también de la tradición y del trabajo humano detrás.
En Entre puros y Tabacos solemos decir que liar un puro, aunque sea de forma experimental, es una manera de acercarse con respeto a esta tradición. Incluso si luego se prefieren los puros ya elaborados, entender el proceso enriquece la experiencia de cada fumador.
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